Hoy les presentaré un ensayo que he redactado aprovechando que nos encontramos en plena época de semana santa, en este plasmaré una crítica personal y muy subjetiva a quienes son seguidores del catolicismo. Lo haré en 3 partes para no alargar mucho la entrada.
Advertencia: Si usted es un católico muy ferviente por favor evite leer el ensayo.
Imagen extraída de: http://www.jesustebusca.com.ar/UsArchivos/image/infierno_olla.jpg
Nuestro amor a Dios
está sujeto o ligado al afán por tener un respaldo en la trascendentalidad que
se consigue con la muerte y el lograr que mágicamente o de la nada nos brinde
lo que le pedimos. Indefectiblemente el individuo tiene una carga de temores
inherentes a su ser, la lista de miedos puede ser muy larga o muy corta según
las experiencias que se hayan tenido previamente, más allá de esto hay un temor
muy generalizado en las personas de la cultura occidental en su mayoría
católicas o cristianas evangélicas por tradición, éste es el miedo a la muerte,
ese momento tan misterioso genera una desmesurada incertidumbre en el hombre,
por lo tanto retomando un poco lo dicho
al inicio, el sujeto busca agarrarse de cualquier creencia que lo haga sentir
una falsa tranquilidad.
El individuo es
interesado por naturaleza, si sigue una determinada religión no es por
convicción ni con el propósito de interiorizar las enseñanzas que posee ese
dogma, tan solo quiere salvar su alma de una eternidad en el supuesto infierno,
digo supuesto básicamente porque las míseras religiones cristianas que son tan
fuertes en occidente buscan conseguir seguidores y que amen a Dios prometiendo
fábulas de paraíso siempre y cuando los sujetos cumplan cabalmente los
mandamientos que le son impuestos.
Es duro decirlo pero
no hay amor verdadero hacia a Dios, las religiones con su manipulación se ven
fortalecidas por la propia cultura y las mismas tradiciones familiares en la
que los padres a sus hijos los obligan prácticamente a creer desde que son unos
párvulos, de modo que deben ir a los cultos dominicales a la fuerza con la
excusa de que es necesario salvar su alma, generándole pavor a la pobre
criatura, ahí me pregunto ¿qué tipo de amor se forjará?, aparte de eso le hacen
creer que Dios puede cumplir todo lo que se le pida si lo hace de manera
“fervorosa” y se comporta como lo dicen los mandamientos, por este motivo me
permito citar este fragmento del libro “el
arte de amar” de Erich Fromm “La
persona verdaderamente religiosa, que capta la esencia de la idea monoteísta,
no reza por nada, no espera nada de Dios; no ama a Dios como un niño a su padre
o a su madre; ha adquirido la humildad necesaria para percibir sus
limitaciones”(E.Fromm-p.74), sencillamente Dios no influye en lo que hemos
hecho o dejado de hacer, nosotros somos los responsables de nuestras acciones y
consecuencias...
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