viernes, 29 de marzo de 2013

Míseros interesados: La búsqueda del “paraíso divino” y la evasión del “infierno eterno”.

Hoy les presentaré un ensayo que he redactado aprovechando que nos encontramos en plena  época de semana santa, en este plasmaré una crítica personal y muy subjetiva a quienes son seguidores del catolicismo. Lo haré en 3 partes para no alargar mucho la entrada.
Advertencia: Si usted es un católico muy ferviente por favor evite leer el ensayo.


Imagen extraída de: http://www.jesustebusca.com.ar/UsArchivos/image/infierno_olla.jpg


Nuestro amor a Dios está sujeto o ligado al afán por tener un respaldo en la trascendentalidad que se consigue con la muerte y el lograr que mágicamente o de la nada nos brinde lo que le pedimos. Indefectiblemente el individuo tiene una carga de temores inherentes a su ser, la lista de miedos puede ser muy larga o muy corta según las experiencias que se hayan tenido previamente, más allá de esto hay un temor muy generalizado en las personas de la cultura occidental en su mayoría católicas o cristianas evangélicas por tradición, éste es el miedo a la muerte, ese momento tan misterioso genera una desmesurada incertidumbre en el hombre, por lo tanto  retomando un poco lo dicho al inicio, el sujeto busca agarrarse de cualquier creencia que lo haga sentir una falsa tranquilidad.




El individuo es interesado por naturaleza, si sigue una determinada religión no es por convicción ni con el propósito de interiorizar las enseñanzas que posee ese dogma, tan solo quiere salvar su alma de una eternidad en el supuesto infierno, digo supuesto básicamente porque las míseras religiones cristianas que son tan fuertes en occidente buscan conseguir seguidores y que amen a Dios prometiendo fábulas de paraíso siempre y cuando los sujetos cumplan cabalmente los mandamientos que le son impuestos.

Es duro decirlo pero no hay amor verdadero hacia a Dios, las religiones con su manipulación se ven fortalecidas por la propia cultura y las mismas tradiciones familiares en la que los padres a sus hijos los obligan prácticamente a creer desde que son unos párvulos, de modo que deben ir a los cultos dominicales a la fuerza con la excusa de que es necesario salvar su alma, generándole pavor a la pobre criatura, ahí me pregunto ¿qué tipo de amor se forjará?, aparte de eso le hacen creer que Dios puede cumplir todo lo que se le pida si lo hace de manera “fervorosa” y se comporta como lo dicen los mandamientos, por este motivo me permito citar este fragmento del libro “el arte de amar” de Erich Fromm “La persona verdaderamente religiosa, que capta la esencia de la idea monoteísta, no reza por nada, no espera nada de Dios; no ama a Dios como un niño a su padre o a su madre; ha adquirido la humildad necesaria para percibir sus limitaciones”(E.Fromm-p.74), sencillamente Dios no influye en lo que hemos hecho o dejado de hacer, nosotros somos los responsables de nuestras acciones y consecuencias...

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